Capitulo 6: Levé!

-¡Leo! ¡Leo!-le sacudo, pero la única respuesta que me llega es un gruñido.
No hay manera. Los sábados Leo es como Natalie, hasta el mediodía no parece haber dormido a gusto, pero teniendo en cuenta la de innumerables veces que el ha venido ha despertarme de madrugada ¡esto no es nada!


Me quedo mirando como duerme, con la cabeza caída, la boca entre abierta, su lenta respiración. Me acerco a el y toco sus labios, suaves y calientes, cruzo por la mejilla, y termino en su recta nariz.
Entonces presiono fuertemente con los dedos para quitarle el aire.
Su reacción es instantánea. Primero golpea con los brazos y luego se sienta bruscamente. Prevenida de lo que podía ocurrir me he apartado y ahora me apoyo en su gran armario de caoba.
-¿¡Pero que haces, loca!? ¡Casi me matas!
-No exageres.
-¿Que no exagere, Lady? Mon dieu!
Tenia el pelo alborotado, la cara roja y hablaba entrecortádamente, así que mi súbita carcajada estuvo mas que justificada. El me miro un rato ceñudo, para terminar uniéndose.
-Sssssssshhh- me dijo-mis padres están durmiendo aun.
Asentí y me tumbe a su lado. Se que si alguien nos viera así desde fuera, pensaría mal, pero entre Leo y yo no hay nada romántico, de hecho esto fue una especie de tradición que empezamos hace dos meses.

Una noche Leo no podía dormir, y salio a escondidas de su casa hasta llegar a mi ventana.  Yo totalmente desvelada por culpa de las pesadillas me desperté dando un chillo y me asome a la ventana para respirar mejor, y casi me caigo cuando oi:
-¿Por que chillabas, Lady?
Mire abajo y vi a Leo sentado en el frió cemento, le dije que subiera, pero como era peligroso hacerlo por la puerta, se le ocurrió la loca idea de trepar por mi antiguo árbol. Digo antiguo porque hace unas semanas, mi queridísima vecina Antonie se quejo de que le tapaba las vistas y armo un escandalo tremendo. Después de eso talaron el árbol y Leo y yo encerramos a su gato durante toda la noche en el cubo de la basura.
Ojo por ojo.
-Bueno ¿a que se ha venido esta vez?
Me quedo pensativa un rato y después digo lentamente:
-Nico dijo que fuera a buscar inspiración.

-Espera, ¿Nico te dijo que vinieras a que te diera inspiración?
-¿Que? ¡NO!
El asiente sonriente.
-Ah vale, me estaba preocupando, ese viejo gruñón es muy raro.
-Mucho... ¿te acuerdas de aquella vez que quise pintar el Sena y me obligo a meterme de cabeza para ver como se sentía?
El se ríe y luego comenta.
-Bueno, no puede ser peor que Monsieur Mendar.
Monsieur Mendar era el profesor mas estricto de mi instituto y cruelmente el mas atractivo. Era alto, joven, moreno y de ojos oscuros. Sin embargo en sus clases de Latín, Ingles o Geografía era un completo monstruo. Una mezcla hecha muto de profesor-bestia. Hasta mi padre le cogió manía y por eso mi madre siempre iba a hablar con los profesores cuando se necesitaba, ahora la pobre Natalie practicamente llega a casa llorando.
-No, en eso tienes razón...
Y se me ocurrió una brillante idea.
-Gracias, Leo-le bese en la mejilla y me precipite por la ventana antes de que lograse abrir la boca.
Ande tranquila hasta Montmartre, y vi al viejo dándole tragos largos a la botella ¿Que hora era? ¿las 12? Posiblemente.
Me senté delante de aquella tela blanca, en la que pronto dejaría marcadas mis huellas.