Capitulo 22: Méchanceté

Voy a resumir varias escenas del Teatro, porque si no va a ser un coñazo increíble, y no quiero eso. Ademas, quiero llegar pronto a la parte importante...

Escena 6

Vuelven a oscurecer el escenario y Michael, John y yo salimos corriendo de escena. Mientras quitan el decorado y colocan el nuevo, me apresuro a preguntarles:
-¿Entonces por qué llevo arnés?
Los dos me miran como si fuera tonta y señalan el escenario. El corazón me pega un vuelco cuando comienza a subirme. Veo a Mofeta, catalejo en mano, y le hago gestos con las manos, pero ella se encoge de hombros sin poder hacer nada, ya que estamos en vivo.
-¿Es un pájaro?-dice ella.
¡Si no te jode, y si quieres un avión! ¡O Superman!

Entonces Campanilla irrumpe en escena y veo que se le da bastante bien eso de ir por los aires. Se acerca a ellos y susurra algo en el oído de Mofeta.
-Dice que el pájaro se llama Wendy... y Peter quiere que nos lo carguemos.
¿¡Que!? ¡Esta te la guardo, Daphne!

Me sacan en volandas y yo agito los brazos desesperada, mientras veo como me apuntan con sus armas (de mentira, estos son capaces de cualquier cosa). Lanzan y me sueltan lentamente, hasta dejarme caer en el suelo. Ellos se acercan y yo finjo estar muerta, mientras oigo sus voces:
-No es ningún pájaro... es una señorita-dice Nibs.
Entonces aparece Peter y ellos se giran tapándome. Él les cuenta el final de Cenicienta y luego su voz se quiebra cuando ve mi cuerpo tirado en el suelo.

Toso un poco y oigo gemidos. Luego, Peter muestra su bellota, que todavía cuelga de mi cuello.
-Mi beso, mi beso la ha salvado-dice con una voz tan sensual que algunas desde aquí oigo los suspiros de las chicas de mi curso. Junto con el mío.
Luego me levanto y los niños se presentan como Mofeta, Nibs y los gemelos. Los cuatro me suplican que sea su madre, y por supuesto, acepto. Hay una pelea entre Peter y Campanilla, que provoca su separación y antes de salir de escena, me acuerdo de Michael y John y los arrastro conmigo.
Fin de la escena 6

Oscurecen la sala. Me acercan un micrófono y Mofeta me susurra:
-Lee esto.
Me pasa el guión y juntas leemos la parte en la que entramos a la guarida secreta. Una vez finalizamos aquello, volvemos al escenario y encienden las luces, mostrando el interior de un acogedor hogar. Tras unas bromas y risas provocadas por mis fallos con el guión. Después nos preparamos para la siguientes escenas, en las que se cuenta que Peter y yo estamos visitando a las sirenas, mientras los niños perdidos y mis hermanos juegan. Muestran como los indios les atrapan y como el Jefe Indio les acusa de secuestrar a Tigrilla. Luego se los llevan fuera de escena y oscurecen el escenario.

Escena 10

Peter y yo aparecemos dados de la mano, en la guarida, que está vacía. Llamamos, pero nadie nos responde, y entonces encontramos una nota de los indios que nos indica que si no les devolvemos a Tigrilla mataran a los niños.
Ojo por ojo.
-¿Sabes usarla?-me pregunta Peter tendiéndome una espada.
-Claro.
Cambian el paisaje por el de un barco y entran los piratas. Nosotros volamos y nos detenemos detrás de unos barriles donde se encuentra Tigrilla, y Peter me dice:
-Desátala, yo les distraeré.
Aunque no me importaría lo más mínimo dejarla ahí mismo, estoy en directo, así que la desato y caminamos agachadas detrás de los barriles mientras Peter hace el idiota por los aires y oscurecen el escenario.

Fin de la Escena

Escena 11

Los indios bailaban alrededor de un falso fuego, mis hermanos estaban disfrazados de indios y también bailaban, pero yo no. Me quedé sentada en un tronco, mirando como Tigrilla adulaba a Peter y bailaba con él. Fue entonces cuando la hoja de mi espada falsa se partió por la presión que mis dedos oprimían sobre ella. La oculté y los ojos azulados de Peter aparecieron fugazmente a mi lado.
-¿Porqué no te unes a la fiesta?
-No me apetece, ve con Tigrilla que se ha quedado muy sólita-le digo con malicia.
Él me mira fijamente, se acerca y me susurra:
-Sigues fijándote solo en eso, pequeña.
Confusa, le veo alejarse para seguir bailando con Tigrilla. Es entonces cuando decido improvisar radicalmente.
Voy hacía Michael y John, y les digo:
-Nos vamos a casa.
Los indios dejan de bailar y la sala queda en silencio.